Pero eso no es todo: las velas también son símbolos de renovación, de iluminación y de purificación. De ahí que se utilicen tan a menudo en diferentes tradiciones litúrgicas en todo el mundo, que se empleen para favorecer la meditación o para crear un ambiente más sugerente y romántico.
Además, según el aroma que desprendan, también pueden tener sobre nosotros efectos energizantes, descongestionantes, relajantes o estimulantes, y potenciar un cierto estado de ánimo.
1. Velas recicladas
Con solo cinco elementos crearás unas velas caseras llenas de los mejores aromas. Una idea perfecta para reciclar trozos que te hayan sobrado y tarros de vidrio.
Materiales
- Trozos de vela sobrantes
- Mecha
- Aceites esenciales de tu elección
- Tarros de vidrio
- Palito de madera
- Cazo
Preparación
- Pica las velas viejas que te hayan sobrado creando pequeñas escamas. Retira la mecha.
- Derrite la cera en un cazo a fuego medio-bajo removiendo de vez en cuando.
- Añade gotas de tus aceites esenciales favoritos. La medida dependerá de la intensidad de aroma que quieras y del tipo de esencia.
- Con una gota de cera coloca la mecha en el fondo del tarro de vidrio. Así se mantendrá pegada.
- Ayúdate de un palito o de un bolígrafo para enrollar la mecha. Coloca el palo sobre el tarro para asegurarte de que está en la posición adecuada.
- Vierte con cuidado la cera derretida.
- Deja reposar hasta que solidifique, aproximadamente una hora.
- Corta la mecha para adecuarla al tamaño de tu vela.