Según las propiedades de los sustratos, éstos tienen una clasificación diferente, aunque de forma general podemos distinguir entre naturales, de residuos o de síntesis. Pero si has entrado de lleno en el mundo de los cultivos, te interesará saber algo más de ellos.
Y es que podemos encontrar diferentes tipos de sustratos en función de sus propiedades químicas y su origen. En el primer caso, tenemos sustratos inertes o activos, y según el segundo, orgánicos e inorgánicos o minerales.
En el mercado podrás encontrar una amplia variedad, pero entre todos, los sustratos más conocidos y utilizados para plantas y huertos son los siguientes. A continuación detallaremos los beneficios de cada uno:
– Turba: es uno de los materiales más utilizados para la elaboración de sustratos. Su principal inconveniente es que al extraerlo se destruyen los ecosistemas de donde se sacan (también conocidos como turberas).
La turba puede ser rubia y negra: la primera tiene un gran nivel de aireación y retención de agua, mientras que la negra es más mineralizada.
– Fibra de coco: este sustrato se caracteriza por tener una gran capacidad de retención de agua, aproximadamente 3 – 4 veces su peso. Tiene una porosidad muy buena, por lo que se convierte en uno de los favoritos entre los usuarios.
– Mantillo: es un sustrato de materia orgánica con muchos nutrientes esenciales para los cultivos. También es otro de los más utilizados gracias a que favorece la fertilidad del suelo.
– En el caso de que tengas césped en tu jardín o alrededor de la piscina, un truco es utilizar tierra vegetal. Su alto contenido en minerales y materia orgánica también es útil para setos o árboles.
– Sustrato universal: si lo que deseas hacer es plantar una maceta o realizar un trasplante de cualquier tipo de planta, el más recomendado es este tipo. Tiene una composición totalmente equilibrada y está enriquecido.
Para saber qué tipo de sustrato o combinación de ellos es la más adecuada para cada planta, deberás investigar en sus necesidades. Por ejemplo, hay plantas acidófilas.
Es decir, que precisan un sustrato con un pH más ñácido de lo normal. Hablamos de hortensias, gardenias o azaleas, por hablar solo de las más comunes. Para ello, se puede mezclar turba rubia, que es muy ácida, con sustrato universal corriente, aunque también podemos comprar sustratos ya comercializados para esta demanda.
Otro caso es el de las plantas xerófilas. Acostumbrados a sueles pobres, secos y áridos, los cactus o suculentas corren peligro si se plantan en sustratos que retengan mucha agua o aporten muchos nutrientes. Por eso, se suele mezclar uno común con arena, perlita y sustratos inertes, que se adaptan mucho mejor a esas circunstancias.
Aparte de los sustratos mencionados, con las diferencias y beneficios de unos y otros, también encontramos productos como el humus de lombriz, el estiércol, la lana de roca, la grava o la perlita.
Todos se pueden utilizar para diferentes tipos de cultivo. Es cuestión de estudiar, preguntar a personas con experiencia y experimentar, hasta encontrar los que nos den mejores resultados.
No hay combinaciones ganadoras en el 100% de los casos. La jardinería es más bien una búsqueda que representa un buen modo de mantenerse en forma tnato física como mentalmente.
Y hasta nos permite de cultivar nuestros propios alimentos naturales. Un conjunto de beneficios para nuestro cuerpo que, además, puede complementarse con un Seguro de Salud MAPFRE, con el que siempre estarás en buenas manos. ¡Infórmate de nuestra amplia oferta!
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