Aprende sobre Limpieza facial en casa para eliminar los puntos negros, paso a paso; Aunque no podemos evitar totalmente su aparición, sí podemos prevenir hasta cierto punto su proliferación, con limpiezas similares a las de los centros de estética
Los puntos negros son la pesadilla de algunas mujeres, que cada día luchan contra la tentación de pellizcarse el rostro para hacerlos desaparecer. Esos poros obstruidos, que son propios de las pieles mixtas y grasas, no son más que comedones o dilataciones del folículo piloso que se forman por la acumulación de sebo o queratina. Su llamativo color oscuro se debe a la oxidación por el contacto con el aire.
Normalmente, los puntos negros se localizan en la zona T del rostro (mentón, nariz y contorno y frente) y responden a un componente hormonal, sobre todo en lo que a tamaño y desarrollo se refiere. Pero, aunque no podemos evitar totalmente su aparición, sí podemos prevenir hasta cierto punto su proliferación y su incidencia. ¿Cómo? Estos son los pasos a seguir en casa para combatir los puntos negros.
El primer paso: prevenir
El primer paso para hacer desaparecer los puntos negros de nuestro cutis es la limpieza diaria. Un ritual que debemos realizar por la mañana (antes de aplicar nuestra hidratante) y por la noche (antes de acostarnos). Y es que, aunque no hayamos llevado maquillaje durante el día, la acumulación de sebo e impurezas en los poros contribuye igualmente a la proliferación de estos puntos negro. Ni qué decir tiene que si además no eliminamos adecuadamente los restos de maquillaje, el problema se agravará con toda seguridad.
Tener puntos negros no debería ser un impedimento para maquillarno el rostro. Eso sí, si usamos una base de maquillaje inadecuada, podemos agravar el problema. Por eso es importante optar por productos de maquillaje no comedogénicos, que no obstruyen los poros. Esto es especialmente relevante en lo referido a la base.
Ante todo, lo que tenemos que tener claro es que los puntos negros no se deben manipular en general con las manos sin ninguna medida de higiene. Si lo hacemos, no solo no conseguiremos eliminarlos o reducirlos, si no que además correremos el riesgo de infectar la zona y provocar brotes de acné. Solo los profesionales, en centros estéticos cualificados, son capaces de manipular estos puntos negros sin causar problemas en el cutis. Aunque, si necesitamos hacernos una de estas limpiezas en casa, estos serían los pasos a seguir.
Limpieza facial en casa
En primer lugar, debemos limpiar nuestro rostro con agua y un jabón apropiado y respetuoso con nuestro tipo de cutis. Lo ideal es hacerlo con agua fría para estimular la circulación de la zona. Con este paso conseguiremos higienizar la zona para evitar posibles infecciones.
A continuación deberíamos proseguir con un baño de vapor que nos permita abrir los poros y desobstruirlos. Para ello calentaremos agua hasta que comience a evaporarse y nos colocaremos encima a una distancia prudencial (unos 30 cm) con una toalla para retener el calor. Lo ideal es permanecer así durante unos 8-10 minutos.
Si nos resulta incómoda esta técnica, también podemos optar por un masaje facial con las yemas de los dedos para calentar la piel y facilitar la dilatación de los poros. O podemos aprovechar el vapor generado al darnos una ducha generosa o aplicar gasas con agua caliente sobre el rostro durante unos minutos.
Una vez hayamos conseguido dilatar los poros, conviene realizar una exfoliación con algún producto específico para los poros. Puede resultar más efectivo aplicarlo con ayuda de un cepillo facial, aunque también podemos utilizar las manos. La finalidad de este paso es arrastrar las impurezas acumuladas en la piel, aunque siempre de manera suave y respetuosa con el cutis.
El siguiente paso será la extracción de los puntos negros más superficiales. Es imprescindible tener las manos muy limpias, e incluso es recomendable usar guantes, un par de gasas o de bastoncillos de algodón para presionar cuidadosamente las zonas afectadas. En ningún caso debemos tocar las zonas enrojecidas o que se hayan convertido en granitos. Solo los puntos negros que no se han infectado. Si lo preferimos, podemos recurrir a herramientas como sacacomedones y succionadores de puntos negros para esta tarea.
Para calmar la piel, recurriremos a un lavado con agua fresca y a la posterior aplicación de alguna bruma facial o tónico apropiado. También es posible aprovechar para aplicar una mascarilla para pieles grasas (como las de arcilla verde).
Una vez el cutis esté limpio y calmado (puede que enrojecido), podremos aplicar la hidratante habitual para terminar el proceso. Incluso es un momento apropiado para aplicar algún serum con tratamiento.
Productos útiles contra los puntos negros
La tercera pata en nuestra guerra contra los puntos negros sin duda es la de los productos específicos para regular la secreción sebácea y el exceso de queratina. Para saber qué productos nos convienen más, lo ideal es acudir al dermatólogo, que nos explicará cómo aplicar los diferentes tratamientos:
– Jabones seborreguladores para la limpieza facial, un paso imprescindible para mantener a raya los puntos negros. También, jabones sin detergentes («syndet»), que limpian sin resecar la piel, algo que resulta contraproducente en este tipo de cutis.
– Aguas micelares, ideales para la limpieza de rostros sensibles al final del día (con o sin maquillaje). Permiten eliminar las impurezas y regular el sebo sin resecar la piel.
– Dispositivos faciales: el más famoso, Foreo, promete los resultados de una limpieza facial profesional, eliminando la suciedad, el sebo y las células muertas.
– Guantes de limpieza: no solo son una alternativa ecológica a los discos de algodón, sino que permiten limpiar con efectividad y aportando un ligero efecto exfoliante, beneficioso a la hora de prevenir los poros obstruidos. Podemos encontrar, incluso, guantes limpiadores diseñados específicamente para pieles con problemas de grasa.
– Productos queratolíticos (aquellos con tratamiento para esas lesiones de la piel causadas por el exceso de células). Hablamos de cremas, lociones y mascarillas con ingredientes como el ácido salicílico o el glicólico. Muchos exfoliantes específicos incluyen estos ingredientes.
– Cremas con retinol para la noche, por su poder exfoliante, para suavizar el cutis. Además, el retinol controla la producción de sebo y repara la estructura celular, mientras reduce el tamaño de los poros. Debido a la sensibilidad que favorecen las cremas con retinol es conveniente usar una crema con factor de protección solar durante el día.
– Productos antiporos, o reductores de poros: nos ayudan tanto a disimular su apariencia como a tratarlos. Es el caso de prebases, cremas, brumas y demás cosméticos específicos.
– Mascarillas a base de arcilla por su poder astringente (para cerrar los poros). También son populares las de carbón (mascarillas negras) por sus efectos purificantes. Eso sí, hemos de tener en cuenta que las mascarillas faciales que usamos en casa para limpiar los puntos negros no resultan tan eficaces como las que se aplican en los centros estéticos. Y es que su acción es más superficial, por lo que, aunque visiblemente parezcan efectivas, a niveles más profundos no lo son tanto.
Por eso, lo ideal es realizar una limpieza facial profesional, al menos, cada tres meses.